viernes, 3 de julio de 2015

REEDICIONES CLÁSICOS DEL OESTE: CASEY RUGGLES

Casey Ruggles. El comienzo. de Tufts, edita Manuel de Caldas
Libri Impressi. 2015.
80 páginas, 18,50 euros.

¡AL OESTE!


Manuel Caldas, aficionado y editor portugués, lleva tiempo alegrando el mercado de las reediciones. Recientemente recuperaba el Tarzán de Manning y el Lance de Warren Tufts. Ahora, de este último autor, publica otro de sus clásicos del Oeste: "Casy Ruggles. El comienzo".


Casey Ruggles es el nombre de su protagonista, un ex-militar que decide dedicarse a buscar oro en California. Así que se embarca en una fenomenal aventura acompañado por su interés romántico, una rubia muy modosita que irá de la mano de su papá, un impresor, el clásico personaje que Ford hizo célebre en films como El hombre que mató a Liberty Balance (“Podrán matarme a mi pero no a la libertad de prensa”).
Para sazonar algo más la acción Tufts recurre a un segundo componente femenino, la clásica mujer fatal de acento francés y, por supuesto, de pelo negro. Como en su momento le pasó a Flash Gordon, atrapado entre Dale Arden y la hija de Ming, Ruggles verá como la rubita se va espabilando por el camino y cómo la morena le echa en cara su falta de virilidad porque todavía no ha intentado besarla. La relación se verá acompañada por diálogos impagables y cómicos. Como cuando la rubia confiesa al héroe que “¡Haces salir a la mujer que hay en mi! ¡Eres tan fuerte, tan masculino!”. Por supuesto, la réplica de Lilli, la morena, es aún mejor. “¡Ooooh, Ruggles, te deseo! ¡Y algún día, juro por Dios, serás mío!”.

Es una situación clásica en muchos tebeos y no pocas películas. La buena es una sosa y la mala resulta mucho más atractiva aunque el héroe parece no darse cuenta. Piensen en el casting de la psicotrónica adaptación de Flash Gordon de los ochenta. No consigo recordar el nombre de la insípida que hacía de novia oficial. Pero Ornella Muti como hija del malo estaba absolutamente arrebatadora. ¿La vieron en el papel de comisaria lingüística en El amante bilingüe de Aranda? Si quieren hacerle un homenaje al recientemente fallecido director, no se la pierdan, la única parodia en condiciones sobre la inmersión lingüística en Cataluña. Hoy nadie se atrevería a filmar algo parecido.

Casey Ruggles. El comienzo. de Tufts, edita Manuel de Caldas
Volvamos al Oeste. En realidad, la tensión sexual es un componente más en una trama llena de elementos de lo más variado. El primero y especialmente atractivo, el geográfico. Se nos narra el traslado de los protagonistas desde la Costa Este hasta California, con todos los cambios de escenario y de transporte que puedan imaginar.

Como viene servido por el talentoso dibujo de Tufts, puedo asegurarles que algunas viñetas cortan el aliento. Desiertos y tormentas de arena, trenes, diligencias y carromatos; más sus habitantes: forajidos, indios, mexicanos, gente amable y despiadada, una paleta de personajes abrumadora y apasionante; también estampidas de bisontes, ataques de osos y pumas y muchos caballos al galope; sumen claroscuros, atardeceres y otros efectos atmosféricos y ambientales. Tufts demuestra una habilidad singular para las caracterizaciones y los encuadres extravagantes. Vean sino la plancha en que Casey se encuentra por primera vez con Lilli. Él está herido y el dibujante usa dos planos subjetivos para expresar su malestar y confusión: un primer plano de la atractiva cara de ella, luego otro de las manos sobre las riendas y los caballos a punto de chocar. Curiosísimo.

Además, la edición, como es habitual en Caldas, cuida el detalle y la calidad de la reproducción. Y mantiene el color de los dominicales y el elegante B/N de las tiras diarias. Esta no es una antigualla sino un trabajo vibrante y lleno de ritmo y pasión y no deberían perdérselo.